<< Marx (...) insiste en que la sociedad comunista
tiene dos períodos. En la primera fase - comunismo “imperfecto o grosero”-
aunque las clases y el estado han desaparecido y la propiedad social se ha
establecido, todavía persisten algunos aspectos de los modos de distribución
burgueses. Por ejemplo, en estas fases iniciales la distribución social de los
resultados del trabajo social, está basada en la cantidad de trabajo en lugar de
en las necesidades sociales. Dicho de otro modo, a tantas horas de trabajo
productivo, corresponderá una equivalente cantidad de valores de uso (productos
del trabajo).>>
(CIS: Op.Cit. El concepto de sociedad de transición)
Decir que en la primera fase del comunismo
desaparecen las clases y el Estado pero persiste el modo burgués de
distribución, es una contradicción. En realidad, en el modo burgués de
distribución persiste todavía la ley del valor y, por tanto, las bases
económicas, sociales y políticas del capitalismo; sólo que, ahora, encarnadas en
los asalariados, en la distribución desigual basada en que cada cual recibe un
ingreso a cambio de su capacidad laboral individual reflejada en
el tiempo de trabajo medio contenido en el producto que contribuye a crear.
Por lo tanto, la "fase inferior" del comunismo supone
un cambio revolucionario tanto en la forma como en el contenido del trabajo; en
la forma, porque, al desaparecer --o comenzar a desaparecer-- el mercado,
desaparece o tiende a desaparecer la "forma de valor" o "valor de cambio" de las
mercancías (excepto la fuerza de trabajo), determinado por las condiciones del
mercado; en el contenido, como consecuencia de lo mismo, porque la cantidad de
trabajo social medio contenida en la retribución que corresponde a cada
trabajador se calcula directamente, no ya a instancias del mercado, de modo que
con la desaparición de la forma de valor, desaparece el valor mismo de cada
mercancía. Pero en tanto y cuanto subsiste el intercambio de equivalentes entre
cantidad trabajo creado y trabajo retribuido, las clases desaparecen en su forma
social, pero no en su contenido, sigue subsistiendo el espíritu de la mercancía,
que es el caldo de cultivo del capital y de las clases. Ese caldo de cultivo no
sólo está en el atraso histórico relativo de las fuerzas productivas, herencia
del capitalismo, sino en el trabajador mismo, en el cual se contiene la división
de la sociedad en clases, ya que unos trabajadores reclaman y reciben más que
otros, producto de la aplicación de un derecho igual a individuos desiguales,
como no puede ser de otra manera en este período:
<<A igual rendimiento y, por consiguiente, a igual
participación en el fondo social de consumo, unos obtienen de hecho más que
otros, unos son más ricos que otros, etc. Para evitar todos estos
inconvenientes, el derecho (a la
participación, que determina el carácter burgués de la distribución) no
tendría que ser igual sino desigual.
Pero estos defectos son inevitables en la primera
fase de la sociedad comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista
(no sobre bases propias sino sobre las
bases de la sociedad anterior) después de un largo y doloroso alumbramiento.
El derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica (a su
capacidad de producción; en este caso a la estructura productiva basada
necesariamente en la penuria relativa como condición de existencia del mercado y
de los precios), ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella
condicionado.>> K. Marx: "Crítica del programa de Gotha" Punto I, 3.
Lo entre paréntesis es nuestro)
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